¿Por qué se llama Jesús a Jesús en lugar de Emanuel en el Nuevo Testamento?

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En el Nuevo Testamento, a Jesús se le llama principalmente por el nombre de Jesús en lugar de Emanuel, a pesar de la referencia profética a Él como Emanuel en el Antiguo Testamento. Para entender por qué es así, es esencial profundizar en los significados y contextos de estos nombres, así como en las implicaciones teológicas que conllevan.

El nombre "Jesús" se deriva del nombre hebreo Yeshua (יֵשׁוּעַ), que significa "Yahvé es salvación" o "El Señor salva". Este nombre le fue dado explícitamente por instrucción divina. En el Evangelio de Mateo, leemos sobre el mensaje del ángel a José con respecto al nombre del niño:

"Ella dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados." (Mateo 1:21, ESV)

Este versículo destaca la misión salvífica de Jesús. Su nombre apunta directamente a su papel como el Salvador de la humanidad, enfatizando el propósito de su encarnación y ministerio. El nombre "Jesús" encapsula su misión de traer salvación al mundo, alineándose perfectamente con el tema central del Nuevo Testamento.

Por otro lado, el nombre "Emanuel" proviene del hebreo עִמָּנוּאֵל (Immanu'el), que significa "Dios con nosotros". Este nombre se encuentra en la profecía de Isaías:

"Por tanto, el Señor mismo os dará una señal. He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel." (Isaías 7:14, ESV)

El Evangelio de Mateo hace una referencia directa a esta profecía al describir el nacimiento de Jesús:

"Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: 'He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emanuel' (que significa, Dios con nosotros)." (Mateo 1:22-23, ESV)

Aunque "Emanuel" no se usa como un nombre propio para Jesús en el Nuevo Testamento, sirve como una poderosa declaración teológica sobre su naturaleza. El nombre "Emanuel" significa que en Jesús, Dios ha venido a habitar entre su pueblo. Subraya la encarnación, el misterio del Verbo hecho carne (Juan 1:14) y la presencia de Dios en la persona de Jesucristo.

El doble significado de estos nombres—Jesús y Emanuel—proporciona una comprensión integral de quién es Jesús y lo que vino a lograr. "Jesús" destaca su papel como el Salvador, mientras que "Emanuel" enfatiza su presencia divina con la humanidad.

Además, los escritores del Nuevo Testamento, particularmente los autores de los Evangelios, fueron intencionales en su uso de nombres y títulos para transmitir verdades teológicas. El nombre "Jesús" era común en la cultura judía del primer siglo, lo que lo hacía relatable y accesible. Al usar el nombre "Jesús", los escritores de los Evangelios lo conectaron con su herencia judía y subrayaron su papel como el Mesías prometido que cumple las expectativas del Antiguo Testamento.

El nombre "Emanuel", aunque no se usa como un nombre personal, está entrelazado en la narrativa para revelar la naturaleza divina de Jesús. No es raro en la literatura judía antigua que los nombres tengan significados simbólicos en lugar de servir como identificadores literales. En este caso, "Emanuel" funciona como un título que comunica una verdad profunda sobre la identidad de Jesús.

Además, el Evangelio de Juan proporciona más información sobre la naturaleza de Jesús y su misión divina. Juan enfatiza la preexistencia de Cristo y su naturaleza divina:

"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él no se hizo nada de lo que se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres." (Juan 1:1-4, ESV)

Juan luego afirma:

"Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad." (Juan 1:14, ESV)

Aquí, Juan hace eco del concepto de "Emanuel" al afirmar que Jesús, el Verbo, tomó carne humana y vivió entre nosotros, manifestando así la presencia de Dios.

En la teología cristiana, los nombres y títulos de Jesús no son meras etiquetas, sino que están llenos de significado y relevancia. Cada nombre revela un aspecto diferente de su carácter y misión. El nombre "Jesús" se usa predominantemente porque aborda directamente su misión de salvar a la humanidad del pecado y la muerte. El título "Emanuel" se usa para resaltar la encarnación y el misterio de Dios hecho hombre.

La comunidad cristiana primitiva, guiada por el Espíritu Santo, reconoció la importancia de estos nombres y los usó de maneras que comunicaban la plenitud de quién es Jesús. Mientras que el nombre "Jesús" era su nombre dado, "Emanuel" sirve como una afirmación teológica de su naturaleza divina y el cumplimiento de la profecía.

Además, los escritores del Nuevo Testamento eran muy conscientes de su audiencia judía y de la importancia de conectar a Jesús con las Escrituras hebreas. Al referenciar la profecía de Isaías y el nombre "Emanuel", demostraron que Jesús era el cumplimiento de las promesas de Dios a Israel. Esta conexión habría sido significativa para los lectores judíos que estaban familiarizados con las profecías y esperaban al Mesías.

En conclusión, Jesús es llamado "Jesús" en el Nuevo Testamento porque significa directamente su papel como el Salvador, un nombre dado por instrucción divina para comunicar su misión de salvar a su pueblo de sus pecados. El nombre "Emanuel", aunque no se usa como un nombre personal, sirve como una profunda declaración teológica sobre su naturaleza divina y la encarnación. Juntos, estos nombres proporcionan una comprensión integral de la identidad y misión de Jesús, revelándolo como tanto el Salvador como la presencia de Dios con nosotros.

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