El título "Nazareno" atribuido a Jesús ha intrigado a eruditos, teólogos y creyentes durante siglos. Este término se encuentra por primera vez en el Evangelio de Mateo: "Y fue y vivió en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que fue dicho por los profetas, que sería llamado Nazareno" (Mateo 2:23, NVI). Para entender por qué Jesús fue llamado Nazareno, debemos explorar varios niveles de contextos históricos, geográficos y teológicos.
Nazaret era una pequeña y oscura aldea en la región de Galilea durante la época de Jesús. No era un lugar de gran reputación o influencia. De hecho, esto es evidente cuando Natanael, uno de los futuros discípulos de Jesús, pregunta escépticamente: "¡Nazaret! ¿Puede salir algo bueno de allí?" (Juan 1:46, NVI). Esta pregunta refleja la baja consideración en la que se tenía a Nazaret.
La asociación de Jesús con Nazaret comenzó temprano en su vida. Según el Evangelio de Lucas, la familia de Jesús se mudó a Nazaret después de regresar de Egipto, donde habían huido para escapar de la masacre de infantes ordenada por el rey Herodes (Lucas 2:39-40). Así, Jesús creció en Nazaret, y esta se convirtió en su ciudad natal. Como resultado, comúnmente se le llamaba "Jesús de Nazaret".
El Evangelio de Mateo menciona específicamente que Jesús siendo llamado Nazareno cumple lo que fue dicho por los profetas. Sin embargo, esta referencia ha desconcertado a muchos porque no hay una profecía directa en el Antiguo Testamento que declare explícitamente que el Mesías sería llamado Nazareno. Los eruditos han propuesto varias explicaciones para esto.
Una interpretación sugiere que Mateo no está citando a un solo profeta, sino que está resumiendo un tema encontrado en múltiples escritos proféticos. El término "Nazareno" podría estar vinculado a la palabra hebrea "netzer", que significa "rama" o "brote". Isaías 11:1, por ejemplo, profetiza: "Saldrá un brote del tronco de Isaí; de sus raíces brotará una rama que dará fruto" (NVI). Esta "Rama" se entiende como un título mesiánico, y la palabra "netzer" en hebreo tiene una similitud fonética con "Nazareno". Por lo tanto, Mateo podría estar usando un juego de palabras para conectar a Jesús con esta profecía mesiánica.
Otra perspectiva considera las implicaciones socioculturales de ser de Nazaret. Profetas como Isaías y los Salmos a menudo hablaban del Mesías como despreciado y rechazado (Isaías 53:3, Salmo 22:6-8). El estatus humilde de Nazaret podría simbolizar los orígenes humildes y modestos del Mesías, alineándose con estos temas proféticos. En este sentido, ser llamado Nazareno subraya el cumplimiento de Jesús del motivo del siervo sufriente.
El título "Nazareno" tiene un peso teológico significativo. Enfatiza la humildad de Jesús y su identificación con los humildes y marginados. El Evangelio de Mateo, en particular, destaca el papel de Jesús como el que cumple las profecías del Antiguo Testamento y encarna las características del siervo sufriente. Al llamarlo Nazareno, Mateo subraya que Jesús no vino de un lugar de poder o prestigio, sino de un origen humilde, cumpliendo así las profecías de una manera que muchos no esperaban.
Además, este título resuena con el tema más amplio del Nuevo Testamento de que Dios usa las cosas débiles y despreciadas del mundo para avergonzar a los fuertes y sabios (1 Corintios 1:27-29). La asociación de Jesús con Nazaret se alinea con sus enseñanzas sobre el Reino de Dios, que a menudo invierten las expectativas mundanas. Por ejemplo, en las Bienaventuranzas, Jesús bendice a los pobres en espíritu, a los mansos y a los que lloran (Mateo 5:3-12). Su propia vida, comenzando en la humilde ciudad de Nazaret, ejemplifica estos valores.
El término "Nazareno" también tenía implicaciones culturales y lingüísticas en la comunidad cristiana primitiva. En el Libro de los Hechos, a los seguidores de Jesús a veces se les llamaba "nazarenos" (Hechos 24:5). Esta designación probablemente servía tanto para identificarlos con Jesús de Nazaret como para distinguirlos de otras sectas judías. Vale la pena señalar que el término "Nazareno" a veces se usaba de manera peyorativa por los oponentes de los primeros cristianos, enfatizando aún más el tema de ser despreciado y rechazado.
Los primeros escritores cristianos y los Padres de la Iglesia también reflexionaron sobre el significado de que Jesús fuera llamado Nazareno. Por ejemplo, Jerónimo, en su comentario sobre Mateo, conecta el término "Nazareno" con la profecía en Isaías 11:1 y el concepto de la "Rama". Argumenta que la referencia de Mateo es una manera sutil pero profunda de vincular a Jesús con las expectativas mesiánicas.
Orígenes, otro erudito cristiano temprano, sugirió que el uso de "Nazareno" por parte de Mateo podría servir para resaltar los orígenes humildes de Jesús y su cumplimiento de las profecías del siervo sufriente. Estas reflexiones de los Padres de la Iglesia primitiva subrayan la continuidad entre la vida de Jesús y las profecías del Antiguo Testamento, así como la profundidad teológica del término "Nazareno".
En resumen, Jesús fue llamado Nazareno principalmente porque creció en la ciudad de Nazaret. Sin embargo, el significado de este título va mucho más allá de una mera identificación geográfica. Cumple el tema profético de los orígenes humildes y despreciados del Mesías, se alinea con la imaginería mesiánica de la "Rama" de Isaías y enfatiza la identificación de Jesús con los humildes y marginados. El término "Nazareno" encapsula la paradoja del Mesías que no viene con poder mundano, sino con humildad, cumpliendo el plan redentor de Dios de maneras que desafían las expectativas humanas. Esta comprensión multifacética enriquece nuestra apreciación de la vida y misión de Jesús, destacando las formas profundas en que cumple las profecías del Antiguo Testamento y encarna los valores del Reino de Dios.