¿Por qué sobornaron los principales sacerdotes a los guardias en Mateo 28?

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El relato de los principales sacerdotes sobornando a los guardias en Mateo 28 es un momento fascinante y significativo en el Nuevo Testamento, que arroja luz sobre las medidas a las que los líderes religiosos de la época estaban dispuestos a llegar para suprimir la verdad de la resurrección de Jesús. Este evento se registra en Mateo 28:11-15, donde se describe cómo los guardias que estaban apostados en la tumba de Jesús fueron sobornados para difundir una historia falsa de que sus discípulos habían robado su cuerpo mientras dormían. Para entender por qué los principales sacerdotes tomaron medidas tan drásticas, debemos profundizar en el contexto de la resurrección, el clima político y religioso de la época y las implicaciones de una tumba vacía.

En primer lugar, la resurrección de Jesús es la piedra angular de la fe cristiana. Pablo enfatiza su importancia en 1 Corintios 15:14, afirmando: "Y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana es también vuestra fe". La resurrección no fue solo un evento milagroso; fue la validación de la divinidad de Jesús y el cumplimiento de numerosas profecías del Antiguo Testamento. La resurrección demostró la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, proporcionando la base para la esperanza de vida eterna para los creyentes. Los principales sacerdotes, bien versados en las Escrituras y las profecías mesiánicas, habrían entendido las profundas implicaciones de que Jesús resucitara de entre los muertos. Tal evento confirmaría las afirmaciones de Jesús de ser el Hijo de Dios, el Mesías, y socavaría su autoridad y el sistema religioso que sostenían.

Los principales sacerdotes y los líderes religiosos habían sido antagonistas hacia Jesús durante todo su ministerio. Lo veían como una amenaza para su poder e influencia sobre el pueblo judío. Las enseñanzas de Jesús a menudo desafiaban sus interpretaciones de la ley y exponían su hipocresía. Por ejemplo, en Mateo 23, Jesús pronuncia una serie de ayes contra los escribas y fariseos, llamándolos por su orgullo, legalismo y falta de verdadera justicia. Los líderes religiosos sentían que su autoridad estaba siendo socavada por Jesús, y su creciente popularidad entre la gente solo intensificaba su deseo de eliminarlo.

Cuando Jesús fue crucificado, los principales sacerdotes y fariseos pensaron que habían logrado sofocar esta amenaza. Sin embargo, todavía estaban cautelosos con su profecía sobre resucitar al tercer día. En Mateo 27:63-64, se acercaron a Pilato y dijeron: "Señor, recordamos que mientras aún vivía, ese engañador dijo: 'Después de tres días resucitaré'. Por lo tanto, ordena que la tumba se asegure hasta el tercer día. De lo contrario, sus discípulos pueden venir y robar el cuerpo y decirle a la gente que ha resucitado de entre los muertos. Este último engaño será peor que el primero". Pilato concedió su solicitud, y se colocó una guardia en la tumba con un sello para asegurar que permaneciera segura.

A pesar de sus precauciones, Jesús resucitó de entre los muertos y la tumba se encontró vacía. Los guardias, que presenciaron al ángel rodando la piedra y fueron golpeados por el miedo, informaron lo que había sucedido a los principales sacerdotes (Mateo 28:2-4, 11). Los líderes religiosos ahora se enfrentaban a un milagro innegable que confirmaba la resurrección de Jesús. Esto presentaba un problema significativo para ellos. Si la noticia de la resurrección se difundía, validaría las afirmaciones de Jesús y llevaría a un cambio masivo de creencias entre la gente. La autoridad y el control que los principales sacerdotes tenían se verían gravemente comprometidos.

En respuesta a esta crisis, los principales sacerdotes y ancianos idearon un plan para suprimir la verdad. Ofrecieron a los soldados una gran suma de dinero para decir que los discípulos de Jesús vinieron durante la noche y robaron su cuerpo mientras dormían (Mateo 28:12-13). Este soborno no fue solo un simple pago; fue un intento de fabricar una narrativa que desacreditaría la resurrección y mantendría su control sobre el poder. Incluso aseguraron a los guardias que si el gobernador se enteraba, los protegerían y los mantendrían fuera de problemas (Mateo 28:14). Los guardias tomaron el dinero e hicieron lo que se les había instruido, y esta historia falsa se difundió ampliamente entre los judíos (Mateo 28:15).

Las acciones de los principales sacerdotes revelan varias motivaciones clave:

  1. Desesperación por Mantener el Control: Los principales sacerdotes estaban desesperados por mantener su autoridad y el statu quo. La resurrección de Jesús amenazaba con desmantelar su sistema religioso y su control sobre la gente. Al sobornar a los guardias, buscaban evitar la difusión de una verdad que empoderaría a los seguidores de Jesús y disminuiría su propia influencia.

  2. Miedo a la Verdad: Los principales sacerdotes temían la verdad de la resurrección. Sabían que si la gente creía que Jesús había resucitado de entre los muertos, validaría sus enseñanzas y su identidad como el Mesías. Esta verdad expondría su oposición al plan de Dios y su papel en la crucifixión de un hombre inocente.

  3. Protección de su Reputación: Los principales sacerdotes estaban preocupados por su reputación y la posible reacción del pueblo. Admitir que Jesús había resucitado significaría reconocer su error al condenarlo y su fracaso en reconocer al Mesías. Para evitar esta humillación, eligieron propagar una mentira.

  4. Ramificaciones Políticas: La resurrección también tenía implicaciones políticas. Los principales sacerdotes estaban en una posición delicada con las autoridades romanas. Un levantamiento o un cambio significativo en las creencias religiosas podría llevar a disturbios y atraer la atención del gobierno romano. Al controlar la narrativa, buscaban mantener la paz y su posición con los romanos.

El soborno y la historia falsa inventada por los principales sacerdotes destacan las medidas a las que estaban dispuestos a llegar para suprimir la verdad. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la verdad de la resurrección no pudo ser contenida. Los discípulos, empoderados por el Espíritu Santo, proclamaron audazmente la resurrección de Jesús, y la iglesia primitiva creció rápidamente. La tumba vacía y las apariciones de Jesús resucitado proporcionaron evidencia innegable que transformó la vida de innumerables individuos.

En conclusión, los principales sacerdotes sobornaron a los guardias en Mateo 28 porque estaban desesperados por suprimir la verdad de la resurrección de Jesús. Temían la pérdida de su autoridad, la validación de las afirmaciones de Jesús y el posible trastorno político y social que podría resultar de la difusión de esta verdad. Sus acciones subrayan el poder de la resurrección y las medidas a las que aquellos que se oponían a ella estaban dispuestos a llegar para mantener el control. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la verdad de la resurrección prevaleció y continúa siendo la base de la fe cristiana hasta el día de hoy.

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