Mateo, uno de los doce apóstoles de Jesucristo, es una figura de gran interés dentro del Nuevo Testamento, particularmente como el autor atribuido del Evangelio de Mateo. Comprender la vida y el carácter de Mateo es crucial para apreciar el contexto y los matices del Evangelio que lleva su nombre. Los conocimientos que obtenemos sobre Mateo provienen del propio Nuevo Testamento, de escritos cristianos tempranos y del contexto histórico.
Mateo, también conocido como Leví, era un recaudador de impuestos antes de convertirse en seguidor de Jesús. Este detalle sobre su profesión es crucial, ya que proporciona una visión tanto de su carácter como del poder transformador del llamado de Jesús. Los recaudadores de impuestos en la Judea del siglo I a menudo eran despreciados por sus compañeros judíos. Eran vistos como colaboradores con los ocupantes romanos y eran notorios por su corrupción y extorsión. El propio Evangelio de Mateo se refiere a los recaudadores de impuestos de manera negativa, equiparándolos con pecadores (Mateo 18:17). Por lo tanto, la ocupación de Mateo sugiere que inicialmente fue visto como un forastero y un pecador por su comunidad.
El llamado de Mateo es un momento crucial que revela mucho sobre su carácter y la naturaleza del ministerio de Jesús. En Mateo 9:9-13, leemos sobre Jesús llamando a Mateo mientras estaba sentado en la mesa de impuestos. La respuesta inmediata de Mateo de seguir a Jesús sin dudarlo es indicativa de su apertura y disposición para el cambio. Este acto de dejar todo atrás para seguir a Jesús indica un profundo anhelo de una vida de significado y redención. Habla de la humildad de Mateo y su disposición para abrazar una nueva identidad en Cristo.
Además, el banquete subsiguiente que Mateo organiza para Jesús, al que asisten muchos recaudadores de impuestos y pecadores, destaca su naturaleza inclusiva y su deseo de compartir su nueva alegría y propósito con los demás. Este banquete se convierte en un escenario para que Jesús articule Su misión de llamar no a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento (Mateo 9:10-13). La disposición de Mateo para asociarse con aquellos marginados por la sociedad y su entusiasmo por presentarlos a Jesús subraya su carácter compasivo y hospitalario.
El propio Evangelio de Mateo refleja su trasfondo y personalidad. Está meticulosamente organizado y rico en referencias al Antiguo Testamento, lo que sugiere que Mateo estaba bien versado en las escrituras y tradiciones judías. Esto se alinea con la hipótesis de que Mateo, a pesar de su profesión, estaba profundamente conectado con sus raíces judías y tenía un profundo respeto por la ley y los profetas. Su Evangelio está particularmente preocupado por mostrar a Jesús como el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, lo que indica un deseo de unir la fe judía con el nuevo pacto en Cristo.
El Evangelio de Mateo también se caracteriza por su énfasis en las enseñanzas de Jesús, particularmente el Sermón del Monte (Mateo 5-7), que subraya las dimensiones éticas y morales del Reino de los Cielos. Este enfoque sugiere que Mateo estaba profundamente preocupado por las implicaciones prácticas de la fe y la transformación del carácter que viene con seguir a Jesús. Su atención al detalle y la presentación estructurada de las enseñanzas de Jesús reflejan un enfoque disciplinado y reflexivo hacia su fe.
En términos de carácter, la transformación de Mateo de recaudador de impuestos a apóstol ejemplifica la naturaleza transformadora del ministerio de Jesús. Pasó de una vida de interés propio y marginación social a una de discipulado y comunidad. Esta transformación es un testimonio de su apertura a la gracia y el cambio radical que viene de encontrarse con Jesús.
La tradición cristiana temprana sostiene que Mateo predicó el Evangelio en Judea y posiblemente más allá, con algunos relatos que sugieren que viajó a Etiopía o Persia. Aunque los detalles de su trabajo misionero no están bien documentados, la tradición de sus esfuerzos evangelísticos refleja un compromiso con la difusión del mensaje de Cristo, consistente con la Gran Comisión encontrada en Mateo 28:18-20.
El martirio de Mateo no se describe en la Biblia, pero la tradición de la iglesia sugiere que enfrentó persecución y posiblemente la muerte por su fe. Tales relatos, aunque variados, destacan su firmeza y dedicación a su llamado como apóstol. La disposición para soportar dificultades y persecuciones por el bien del Evangelio ilustra aún más la profundidad de su carácter y compromiso.
En resumen, la vida y el carácter de Mateo están marcados por una profunda transformación de un recaudador de impuestos despreciado a un devoto seguidor de Jesús. Su Evangelio refleja su herencia judía, su preocupación por el cumplimiento de las escrituras y su énfasis en las enseñanzas éticas de Jesús. La narrativa de su llamado y ministerio subsiguiente subraya temas de redención, inclusividad y el poder transformador de la gracia. A través de su vida y escritos, Mateo ofrece un testimonio convincente del impacto transformador del llamado de Jesús y la misión perdurable de compartir el Evangelio con todas las naciones.