¿Qué significa Juan 14:14?

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Juan 14:14 dice: "Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré" (ESV). Este versículo es parte de un discurso más amplio donde Jesús está consolando a sus discípulos y preparándolos para su inminente partida. Para entender el significado completo de Juan 14:14, es esencial considerar su contexto y las implicaciones teológicas más amplias.

En Juan 14, Jesús está hablando con sus discípulos durante la Última Cena. Este entorno íntimo le permite abordar sus preocupaciones y temores sobre su inminente crucifixión y partida. Comienza asegurándoles: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí" (Juan 14:1, ESV). Jesús está enfatizando la fe y la confianza tanto en Dios el Padre como en Él mismo, sentando una base para las promesas que está a punto de hacer.

Juan 14:14 está estrechamente relacionado con los versículos anteriores, particularmente Juan 14:13, donde Jesús dice: "Y todo lo que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (ESV). La promesa en el versículo 14 debe entenderse dentro de este contexto. Jesús no está ofreciendo un cheque en blanco para cualquier petición, sino que está destacando la importancia de pedir en su nombre. Esto significa que las peticiones deben alinearse con su carácter, voluntad y misión.

Pedir en el nombre de Jesús es orar con su autoridad y de acuerdo con su voluntad. No es una fórmula mágica, sino un reflejo de una relación profunda con Él. Cuando los creyentes oran en el nombre de Jesús, están reconociendo su señorío y buscando alinear sus deseos con sus propósitos. Por eso Jesús puede prometer con confianza que hará lo que se le pida en su nombre, porque tales oraciones están inherentemente en armonía con la voluntad de Dios.

El contexto más amplio de Juan 14 también arroja luz sobre el propósito de esta promesa. Jesús está preparando a sus discípulos para la venida del Espíritu Santo, quien los capacitará para continuar su obra en la tierra. En Juan 14:16-17, Jesús dice: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros" (ESV). La promesa de la oración respondida está conectada con la presencia interna del Espíritu Santo, quien guía a los creyentes a toda verdad y les permite llevar a cabo la misión de Jesús.

Además, la promesa en Juan 14:14 se trata en última instancia de glorificar a Dios. Jesús dice en el versículo 13 que el propósito de responder a la oración es "para que el Padre sea glorificado en el Hijo". Esto significa que cuando los creyentes oran en el nombre de Jesús y sus oraciones son respondidas, trae gloria a Dios. El enfoque no está en los deseos individuales del creyente, sino en el avance del reino de Dios y la manifestación de su gloria.

También es importante considerar la enseñanza bíblica más amplia sobre la oración. Por ejemplo, en 1 Juan 5:14-15, el apóstol Juan escribe: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos algo según su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho" (ESV). Este pasaje refuerza la idea de que la oración efectiva está alineada con la voluntad de Dios. De manera similar, Santiago 4:3 advierte: "Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (ESV). Esto destaca la importancia de los motivos detrás de nuestras oraciones.

La literatura cristiana también proporciona valiosas ideas sobre el significado de Juan 14:14. En su obra clásica "El poder de la oración", E.M. Bounds enfatiza la necesidad de orar con fe y de acuerdo con la voluntad de Dios. Escribe: "La oración no es hacer que la voluntad del hombre se haga en el cielo. Es hacer que la voluntad de Dios se haga en la tierra". La perspectiva de Bounds se alinea con la enseñanza de Jesús en Juan 14:14, subrayando que la verdadera oración busca cumplir los propósitos de Dios.

Otro recurso útil es "Con Cristo en la escuela de la oración" de Andrew Murray. Murray explora el concepto de orar en el nombre de Jesús y explica que implica una unión profunda con Cristo. Escribe: "Orar en su nombre significa orar en perfecta unidad con Él, en perfecta conformidad con su voluntad". Esta unión con Cristo se cultiva a través de una vida de obediencia, fe e intimidad con Él.

En términos prácticos, Juan 14:14 anima a los creyentes a cultivar una relación cercana con Jesús, buscando conocer su corazón y voluntad. A medida que crecen en su comprensión de su carácter y propósitos, sus oraciones se alinearán naturalmente con su voluntad. Esta alineación es facilitada por el Espíritu Santo, quien intercede por los creyentes y les ayuda a orar de acuerdo con la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27).

Además, Juan 14:14 invita a los creyentes a acercarse a Dios con confianza y audacia. Hebreos 4:16 exhorta: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (ESV). Esta confianza está arraigada en la seguridad de que Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, intercede por nosotros y que nuestras oraciones, ofrecidas en su nombre, son escuchadas por el Padre.

Sin embargo, es crucial recordar que las respuestas de Dios a la oración no siempre se alinean con nuestras expectativas. A veces, sus respuestas vienen de maneras inesperadas o implican espera y perseverancia. El apóstol Pablo experimentó esto cuando oró por la eliminación de su "aguijón en la carne" pero recibió la respuesta: "Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Corintios 12:9, ESV). Esto nos enseña que la sabiduría y los propósitos de Dios superan nuestra comprensión, y sus respuestas a nuestras oraciones son siempre para nuestro bien último y su gloria.

En conclusión, Juan 14:14 es una promesa poderosa que subraya la importancia de orar en el nombre de Jesús, de acuerdo con su voluntad y con el objetivo de glorificar a Dios. Invita a los creyentes a cultivar una relación profunda con Jesús, buscar la guía del Espíritu Santo y acercarse a Dios con confianza. Aunque las respuestas a nuestras oraciones no siempre se alineen con nuestras expectativas, podemos confiar en que Dios nos escucha y trabaja todas las cosas para nuestro bien y su gloria.

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