¿Quiénes eran María y Marta en la Biblia?

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María y Marta son dos figuras prominentes en el Nuevo Testamento, particularmente conocidas por su estrecha relación con Jesucristo. Su historia se encuentra principalmente en el Evangelio de Lucas y el Evangelio de Juan. Estas hermanas, junto con su hermano Lázaro, vivían en el pueblo de Betania, que está situado cerca de Jerusalén. Sus interacciones con Jesús ofrecen profundas ideas sobre la fe, el discipulado y la naturaleza del ministerio de Jesús.

El relato más conocido de María y Marta aparece en Lucas 10:38-42. En este pasaje, Jesús visita su hogar. Marta está ocupada con los preparativos y el servicio, mientras que María se sienta a los pies de Jesús, escuchando Su enseñanza. Esta escena a menudo se ha interpretado como una yuxtaposición entre el servicio activo y la escucha contemplativa. Marta, sintiéndose abrumada por sus tareas, le pide a Jesús que le diga a María que la ayude. Jesús responde suavemente: "Marta, Marta, estás preocupada y molesta por muchas cosas, pero pocas cosas son necesarias, o de hecho solo una. María ha escogido lo mejor, y no le será quitado" (Lucas 10:41-42, NVI).

Este pasaje ha sido objeto de mucha reflexión teológica. Subraya la importancia de priorizar el alimento espiritual sobre las preocupaciones mundanas. Aunque el servicio de Marta es valioso, Jesús enfatiza que la elección de María de centrarse en Sus enseñanzas es de mayor importancia. Esto no disminuye el valor del servicio, sino que resalta la necesidad de equilibrio entre la acción y la contemplación en la vida de un discípulo.

Otro relato significativo que involucra a María y Marta se encuentra en Juan 11, donde Jesús resucita a su hermano Lázaro de entre los muertos. Este capítulo proporciona una mirada más profunda a la fe de las hermanas y su relación con Jesús. Cuando Lázaro cae enfermo, las hermanas envían un mensaje a Jesús, diciendo: "Señor, el que amas está enfermo" (Juan 11:3, NVI). La respuesta de Jesús es intrigante; Él retrasa Su visita, afirmando que la enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios.

A su llegada a Betania, Lázaro ya lleva cuatro días en la tumba. Marta sale a encontrarse con Jesús y expresa su fe mezclada con dolor: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero sé que incluso ahora Dios te dará lo que pidas" (Juan 11:21-22, NVI). Jesús la tranquiliza, diciendo: "Tu hermano resucitará" (Juan 11:23, NVI). Marta afirma su creencia en la resurrección en el último día, a lo que Jesús responde con una de Sus profundas declaraciones "Yo soy": "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?" (Juan 11:25-26, NVI). La confesión de fe de Marta sigue: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que ha de venir al mundo" (Juan 11:27, NVI).

El encuentro de María con Jesús en este capítulo es igualmente conmovedor. Cuando María llega a Jesús, se postra a Sus pies y repite las palabras de Marta: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto" (Juan 11:32, NVI). Jesús se conmueve profundamente por su llanto y el duelo de los judíos que habían venido con ella. Esto lleva al versículo más corto de la Biblia, "Jesús lloró" (Juan 11:35, NVI), demostrando Su compasión y dolor compartido. El posterior milagro de resucitar a Lázaro no solo fortalece la fe de María y Marta, sino que también sirve como un poderoso testimonio de la autoridad divina de Jesús y presagia Su propia resurrección.

En Juan 12:1-8, encontramos a María y Marta una vez más, esta vez en una escena que destaca sus distintas expresiones de devoción. Seis días antes de la Pascua, Jesús asiste a una cena en Betania, donde Marta sirve y María unge los pies de Jesús con un perfume caro y los seca con su cabello. Este acto de amor y adoración extravagante es criticado por Judas Iscariote, quien cuestiona el desperdicio del perfume. Jesús defiende a María, diciendo: "Déjala en paz. Ella ha guardado este perfume para el día de mi sepultura. Siempre tendrán a los pobres entre ustedes, pero no siempre me tendrán a mí" (Juan 12:7-8, NVI).

Las narrativas de María y Marta ofrecen ricas ideas teológicas y espirituales. Revelan la naturaleza multifacética del discipulado, donde tanto el servicio activo como la devoción contemplativa son valorados. La diligente hospitalidad de Marta y la atenta escucha y adoración extravagante de María juntas pintan un cuadro completo de lo que significa seguir a Jesús.

Además, sus interacciones con Jesús subrayan Su naturaleza personal y compasiva. Él se encuentra con cada hermana en su única expresión de fe y dolor, proporcionando consuelo y revelando verdades más profundas sobre Su identidad y misión. Estas historias también destacan la inclusividad radical de Jesús, ya que Él se involucra profundamente con las mujeres y afirma sus roles en Su ministerio, contrarrestando las normas culturales de Su tiempo.

La historia de María y Marta no se trata solo de dos hermanas de Betania; es una narrativa que invita a todos los creyentes a examinar sus propias vidas y prioridades. Nos desafía a encontrar un equilibrio entre la acción y la contemplación, a confiar en el tiempo y el poder de Jesús, y a expresar nuestra devoción a Él de maneras que sean fieles a nuestros propios dones y llamados. Sus vidas son un testimonio del poder transformador de encontrarse con Jesús, la Resurrección y la Vida.

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