¿Cuál es el significado de Mateo 4:7 en el contexto de la tentación de Jesús?

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El versículo Mateo 4:7, que dice: "Jesús le dijo: 'También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios'", ocurre dentro de un contexto profundamente significativo en la narrativa del Evangelio. Este momento es parte del relato de la tentación de Jesús en el desierto, un evento crucial que revela mucho sobre la identidad de Jesús, su misión y la naturaleza de su obediencia a Dios. Para apreciar plenamente la importancia de este versículo, es esencial entender el contexto más amplio de la tentación de Jesús y las circunstancias específicas que llevaron a esta respuesta.

La tentación de Jesús está registrada en Mateo 4:1-11. Después de su bautismo por Juan el Bautista, Jesús es llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Este período de cuarenta días y noches de ayuno refleja los cuarenta años que los israelitas vagaron en el desierto, un paralelo que subraya a Jesús como el nuevo Israel, teniendo éxito donde el antiguo Israel fracasó. Las tentaciones del diablo son estratégicas y apuntan a la identidad de Jesús como Hijo de Dios, su confianza en Dios y su misión.

La segunda tentación, donde se sitúa Mateo 4:7, implica que el diablo lleva a Jesús al pináculo del templo y lo desafía a lanzarse, citando el Salmo 91:11-12, que habla de la protección de Dios sobre sus fieles. El diablo dice: "Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, porque está escrito: 'A sus ángeles mandará acerca de ti', y 'En sus manos te llevarán, para que no tropieces con tu pie en piedra'" (Mateo 4:6).

En respuesta, Jesús cita Deuteronomio 6:16, diciendo: "También está escrito: 'No tentarás al Señor tu Dios'". Esta respuesta es profundamente significativa por varias razones.

Primero, el uso que hace Jesús de Deuteronomio 6:16 remite a un incidente en la historia de Israel registrado en Éxodo 17:1-7, donde los israelitas, en su vagar, tentaron a Dios en Masá al exigir agua y cuestionar si Dios estaba entre ellos. Dudaron de la presencia y provisión de Dios a pesar de la liberación milagrosa que ya habían experimentado. Al citar esta escritura, Jesús identifica el desafío del diablo como un acto similar de tentar a Dios, uno arraigado en la duda y la presunción.

Segundo, la negativa de Jesús a tentar a Dios subraya su perfecta confianza y obediencia. A diferencia de los israelitas que no confiaron en Dios en el desierto, Jesús demuestra una fe inquebrantable. No necesita probar el cuidado de Dios o su identidad como Hijo de Dios a través de señales milagrosas. Su identidad y misión están seguras en su relación con el Padre, y sabe que la voluntad de Dios no debe ser manipulada ni puesta a prueba. Esto resalta un aspecto profundo del carácter y la misión de Jesús: su dependencia de la palabra de Dios y su compromiso con la voluntad de Dios por encima de todo.

Tercero, esta respuesta revela la naturaleza de la verdadera fe y confianza en Dios. La verdadera fe no requiere señales y maravillas para creer en la presencia y el cuidado de Dios. Se basa en la seguridad de la palabra y el carácter de Dios. Al rechazar la tentación del diablo, Jesús enseña que la fe no se trata de exigir pruebas a Dios, sino de confiar en Él incluso cuando las circunstancias son desafiantes o inciertas. Esta es una lección poderosa para los creyentes, enfatizando que la fe se basa en la confianza y la obediencia, no en probar o exigir señales de Dios.

Además, la respuesta de Jesús también sirve como un modelo para resistir la tentación. El uso que hace el diablo de las escrituras para tentar a Jesús muestra que incluso cosas buenas, como las escrituras, pueden ser torcidas para propósitos incorrectos. El discernimiento de Jesús y su dependencia de la correcta comprensión de la palabra de Dios demuestran la importancia de conocer y aplicar las escrituras con precisión. Este es un aspecto crucial de la guerra espiritual y la santidad personal, destacando la necesidad de que los creyentes estén profundamente arraigados en la palabra de Dios y comprendan su verdadero significado y aplicación.

Teológicamente, Mateo 4:7 también apunta al plan redentor más amplio de Dios. La victoria de Jesús sobre la tentación en el desierto es un anticipo de su victoria final sobre el pecado y la muerte a través de su muerte y resurrección. Al superar las tentaciones del diablo, Jesús demuestra su impecabilidad y su calificación como el sacrificio perfecto por los pecados de la humanidad. Su obediencia frente a la tentación es parte de su justicia activa, cumpliendo toda justicia en nombre de su pueblo.

Además, este evento revela la naturaleza del reino de Dios que Jesús inaugura. A diferencia de los reinos terrenales que a menudo dependen del poder, el espectáculo y la coerción, el reino de Jesús se caracteriza por la humildad, la confianza en Dios y la obediencia a su voluntad. Al rechazar las tentaciones del diablo, Jesús establece el tono para su ministerio y la naturaleza de su reino, que no se trata de autoexaltación o de tentar a Dios, sino de servicio humilde y sumisión a los propósitos de Dios.

En resumen, Mateo 4:7, dentro del contexto de la tentación de Jesús, es una declaración profunda de confianza en Dios y un rechazo al intento del diablo de sembrar duda y presunción. Resalta la perfecta obediencia de Jesús, su dependencia de la palabra de Dios y su negativa a tentar a Dios. Sirve como una lección poderosa para los creyentes sobre la naturaleza de la verdadera fe y la importancia de confiar en Dios sin exigir señales. También apunta al papel de Jesús como el nuevo Israel, teniendo éxito donde el antiguo Israel fracasó, y establece el escenario para su misión redentora. A través de este versículo, vemos la profundidad del compromiso de Jesús con la voluntad de Dios y la naturaleza del reino que vino a establecer.

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