El tema del cannabis, a menudo referido como "hierba", y su lugar en la creación y propósito según la Biblia es tanto intrigante como complejo. Como pastor cristiano no denominacional, abordo este tema con el deseo de entender lo que las Escrituras revelan sobre la creación, el propósito de las plantas y cómo podemos aplicar estas enseñanzas a nuestras vidas hoy.
Para comenzar a explorar este tema, primero debemos considerar la narrativa bíblica más amplia de la creación. Génesis 1:11-12 nos dice: "Luego dijo Dios: 'Produzca la tierra vegetación, plantas que den semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie con semilla en ellos'; y así fue. La tierra produjo vegetación, plantas que dan semilla según su especie, y árboles que dan fruto con semilla en ellos, según su especie; y Dios vio que era bueno." Este pasaje destaca que Dios creó intencionalmente todas las formas de vida vegetal, y las declaró buenas. Esto incluye todas las plantas, desde los árboles imponentes hasta las hierbas más pequeñas.
El cannabis, como parte de esta creación, cae bajo el paraguas de "plantas que dan semilla", y por lo tanto, según el relato bíblico, fue creado con un propósito y considerado bueno por Dios. Sin embargo, entender el propósito del cannabis requiere que profundicemos en el texto bíblico y el contexto teológico más amplio.
En Génesis 1:29, Dios da a la humanidad una directiva con respecto a las plantas: "Luego dijo Dios: 'He aquí, os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; os será para alimento.'" Este versículo sugiere que uno de los propósitos principales de las plantas, incluido el cannabis, es servir como sustento para los humanos y los animales. El énfasis aquí está en la provisión de alimento, lo que implica un uso que sostiene y nutre la vida.
Sin embargo, la Biblia también reconoce la complejidad de la creación y el potencial de mal uso de los dones de Dios. En Génesis 3, la narrativa de la Caída ilustra cómo el mal uso de lo que Dios ha provisto puede llevar a consecuencias negativas. La tentación de Eva por parte de la serpiente involucró distorsionar la instrucción de Dios con respecto al árbol del conocimiento del bien y del mal, llevando a la desobediencia y la introducción del pecado en el mundo. Esta historia sirve como un cuento de advertencia sobre el potencial de que las cosas buenas se usen de maneras contrarias a las intenciones de Dios.
La Biblia no menciona específicamente el cannabis o sus propiedades psicoactivas, pero sí proporciona principios que pueden guiar nuestra comprensión de su uso. Las Escrituras animan a los creyentes a ejercer sabiduría y discernimiento en todas las áreas de la vida. Proverbios 3:21-22 aconseja: "Hijo mío, no dejes que la sabiduría y el entendimiento se aparten de tus ojos, conserva el buen juicio y la discreción; serán vida para ti, un adorno para tu cuello." Esta sabiduría implica considerar los efectos de nuestras elecciones en nosotros mismos y en los demás, asegurando que nuestras acciones se alineen con las intenciones de Dios para nuestras vidas.
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo escribe sobre la importancia del autocontrol y los peligros de la intoxicación. En Efesios 5:18, instruye: "No os embriaguéis con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sed llenos del Espíritu." Aunque este versículo aborda específicamente el alcohol, el principio puede extenderse a otras sustancias que pueden alterar nuestra conciencia y perjudicar nuestro juicio. El llamado a ser llenos del Espíritu sugiere que nuestro enfoque debe estar en cultivar una relación con Dios y vivir una vida que refleje Sus valores.
Además, 1 Corintios 6:19-20 recuerda a los creyentes la santidad de sus cuerpos: "¿No sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que está en vosotros, a quien habéis recibido de Dios? No sois vuestros; fuisteis comprados por precio. Por tanto, honrad a Dios con vuestros cuerpos." Este pasaje subraya la importancia de tratar nuestros cuerpos con respeto y cuidado, reconociéndolos como vasos para el Espíritu Santo. Cualquier uso de sustancias, incluido el cannabis, debe considerarse a la luz de esta responsabilidad de honrar a Dios con nuestro ser físico.
Además de las consideraciones personales, la Biblia nos llama a amar y servir a los demás. Gálatas 5:13-14 afirma: "Vosotros, hermanos y hermanas, fuisteis llamados a ser libres. Pero no uséis vuestra libertad para dar rienda suelta a la carne; más bien, servíos unos a otros humildemente en amor. Porque toda la ley se cumple en este solo mandamiento: 'Ama a tu prójimo como a ti mismo.'" Este mandamiento nos desafía a considerar cómo nuestras acciones impactan a quienes nos rodean y a priorizar el bienestar de nuestras comunidades.
Desde una perspectiva teológica, el propósito del cannabis, como toda la creación, es glorificar a Dios y servir a la humanidad de maneras que se alineen con Su voluntad. Los potenciales beneficios medicinales del cannabis, por ejemplo, pueden verse como una provisión para la sanación y el alivio, reflejando la compasión y el cuidado de Dios por Su creación. Sin embargo, el uso recreativo del cannabis, particularmente cuando lleva a la alteración o adicción, puede no alinearse con el llamado bíblico a la sobriedad, el autocontrol y el amor por los demás.
Además de los textos bíblicos, la literatura cristiana puede proporcionar más información sobre este tema. Los escritos de los Padres de la Iglesia primitiva, como San Agustín y Santo Tomás de Aquino, a menudo exploran la relación entre la creación de Dios y la moralidad humana. Aunque no abordaron específicamente el cannabis, sus discusiones sobre el uso de los recursos naturales y el cultivo de la virtud pueden ofrecer perspectivas valiosas.
San Agustín, en su obra "Confesiones", reflexiona sobre la naturaleza del bien y el mal, enfatizando que todas las cosas creadas por Dios son inherentemente buenas, pero su mal uso puede llevar al pecado. Esto se alinea con la comprensión bíblica de que, aunque el cannabis es parte de la buena creación de Dios, su uso debe abordarse con discernimiento y responsabilidad.
Santo Tomás de Aquino, en su "Suma Teológica", discute el concepto de templanza, que implica la moderación de los deseos y la búsqueda de la virtud. Sus enseñanzas animan a los creyentes a buscar el equilibrio en todas las cosas, evitando el exceso y priorizando el crecimiento espiritual. Este principio puede guiar nuestro enfoque hacia el cannabis, animándonos a usarlo de maneras que promuevan la salud y el bienestar en lugar de la indulgencia.
En conclusión, la Biblia proporciona un marco para entender la creación y el propósito del cannabis, enfatizando la bondad de la creación de Dios, la importancia de la sabiduría y el autocontrol, y el llamado a amar y servir a los demás. Aunque el cannabis tiene potenciales beneficios, particularmente en el ámbito de la medicina, su uso debe guiarse por principios bíblicos que prioricen nuestra relación con Dios y nuestra responsabilidad hacia nuestras comunidades. Como en todos los aspectos de la vida, buscar la guía y la sabiduría de Dios es esencial para tomar decisiones que lo honren y reflejen Su amor al mundo.