La Biblia, como texto sagrado, no menciona explícitamente el fumar. El tabaco, tal como lo conocemos hoy, era desconocido en el antiguo Cercano Oriente durante los períodos en que se escribió la Biblia. Sin embargo, esto no significa que la Biblia guarde silencio sobre los principios que pueden guiar el enfoque de un cristiano hacia el fumar. Al examinar los principios bíblicos relacionados con el cuerpo, la salud y la mayordomía, podemos derivar una perspectiva reflexiva, convincente e informada bíblicamente sobre el fumar.
Primero, es importante entender que la Biblia pone un énfasis significativo en el cuerpo como creación y templo de Dios. En 1 Corintios 6:19-20, Pablo escribe:
"¿No saben que sus cuerpos son templos del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que han recibido de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren a Dios con sus cuerpos."
Este pasaje subraya la idea de que nuestros cuerpos no son meramente nuestras propias posesiones para tratar como nos plazca. En cambio, son templos del Espíritu Santo, y estamos llamados a honrar a Dios con la forma en que los tratamos. Fumar, que es ampliamente reconocido por tener efectos nocivos en el cuerpo, parece estar en conflicto con este llamado a honrar a Dios con nuestro ser físico. Los riesgos para la salud asociados con el fumar, como el cáncer de pulmón, las enfermedades cardíacas y los problemas respiratorios, indican que fumar puede ser una forma de autolesión, lo cual contradice el principio bíblico de cuidar el cuerpo como templo de Dios.
Además, la Biblia llama a los cristianos a ser mayordomos sabios de los recursos y dones que Dios les ha dado. Esto incluye no solo los recursos financieros, sino también nuestra salud y bienestar. En 1 Corintios 4:2, Pablo afirma:
"Ahora bien, se requiere que aquellos que han recibido un encargo demuestren ser fieles."
Este principio de mayordomía puede extenderse a cómo tratamos nuestros cuerpos. Al elegir participar en comportamientos que se sabe que son dañinos, como fumar, se podría argumentar que estamos fallando en ser mayordomos fieles de la salud y la vida que Dios nos ha confiado. El concepto de mayordomía nos anima a tomar decisiones que promuevan la salud y el bienestar, en lugar de aquellas que los pongan en peligro.
Además, la Biblia anima a los creyentes a evitar comportamientos que puedan llevar a la adicción o la esclavitud. En 1 Corintios 6:12, Pablo escribe:
"Todo me está permitido", pero no todo es beneficioso. "Todo me está permitido", pero no dejaré que nada me domine.
Fumar es altamente adictivo, y muchas personas se encuentran esclavizadas por el hábito, a pesar de conocer sus peligros. Esta adicción puede dominar la vida de una persona, llevando a una falta de autocontrol y dominio sobre sus propias acciones. El llamado de la Biblia a evitar ser dominado por cualquier cosa sugiere que los cristianos deben ser cautelosos al participar en comportamientos que pueden llevar a la adicción y la pérdida de autocontrol.
Además, la Biblia habla de la importancia de vivir una vida que sea un ejemplo positivo para los demás. En Mateo 5:16, Jesús dice:
"De la misma manera, dejen que su luz brille delante de los demás, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo."
Como cristianos, estamos llamados a ser una luz para el mundo, reflejando el amor y la justicia de Cristo en nuestras acciones. Participar en comportamientos que son ampliamente reconocidos como dañinos, como fumar, puede obstaculizar nuestra capacidad de ser un ejemplo positivo para los demás. En cambio, se nos anima a vivir de una manera que glorifique a Dios y promueva el bienestar de nosotros mismos y de quienes nos rodean.
Además, el principio de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, como se indica en Marcos 12:31, también puede aplicarse al tema del fumar. El humo de segunda mano representa riesgos significativos para la salud de quienes nos rodean, incluidos familiares, amigos e incluso extraños. Al elegir fumar, podemos dañar inadvertidamente a otros, lo cual es contrario al mandato bíblico de amar y cuidar a nuestro prójimo.
Aunque la Biblia no aborda explícitamente el fumar, proporciona numerosos principios que pueden guiar el enfoque de un cristiano hacia este tema. El llamado a honrar a Dios con nuestros cuerpos, a ser mayordomos sabios de nuestra salud, a evitar la adicción, a ser un ejemplo positivo y a amar a nuestro prójimo, todos sugieren que fumar no está en alineación con las enseñanzas bíblicas.
Además de estos principios bíblicos, también es útil considerar la sabiduría de la literatura cristiana bien conocida sobre el tema. Por ejemplo, C.S. Lewis, en su libro "Cartas del diablo a su sobrino", toca la idea de la autoindulgencia y las formas sutiles en que los hábitos dañinos pueden arraigarse en nuestras vidas. Aunque Lewis no aborda específicamente el fumar, sus ideas sobre la naturaleza de la tentación y la importancia de la autodisciplina pueden aplicarse al tema del fumar.
En última instancia, como cristianos, estamos llamados a vivir vidas que reflejen el amor, la sabiduría y la santidad de Dios. Esto incluye tomar decisiones que promuevan la salud, el bienestar y el florecimiento de nosotros mismos y de los demás. Aunque el fumar puede no ser mencionado explícitamente en la Biblia, los principios y enseñanzas de las Escrituras proporcionan una guía clara sobre cómo abordar este tema de una manera que honre a Dios y refleje Su amor al mundo.