La Biblia está llena de versículos que hablan del valor, la alegría y la bendición que los niños traen a nuestras vidas. Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, las Escrituras subrayan consistentemente la importancia de los niños y las bendiciones que representan. En el contexto de la crianza, estos versículos no solo destacan la alegría que los niños traen, sino también la responsabilidad y el privilegio de criarlos de una manera que honre a Dios.
Uno de los pasajes más conocidos que habla sobre los niños como una bendición se encuentra en los Salmos. El Salmo 127:3-5 (NVI) dice:
"Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en manos del guerrero son los hijos nacidos en la juventud. Dichoso el hombre que llena su aljaba con ellos. No será avergonzado cuando se enfrente a sus enemigos en la puerta de la ciudad."
Este pasaje retrata vívidamente a los niños como una herencia y una recompensa de Dios. La metáfora de los niños como flechas en manos de un guerrero sugiere que no solo son una bendición, sino también un medio por el cual los propósitos de Dios pueden ser avanzados. La imagen de una aljaba llena significa abundancia y fuerza, enfatizando que tener muchos hijos es una fuente de alegría y orgullo.
Otro versículo significativo se encuentra en el Salmo 128:3-4 (NVI):
"Tu esposa será como una vid fructífera en el interior de tu casa; tus hijos serán como brotes de olivo alrededor de tu mesa. Así será bendecido el hombre que teme al Señor."
Aquí, el salmista usa la imagen de una vid fructífera y brotes de olivo para representar la prosperidad y vitalidad que los niños traen a un hogar. El olivo, conocido por su longevidad y productividad, simboliza la bendición duradera y el legado de los hijos. Este pasaje destaca la conexión entre temer al Señor y experimentar la bendición de una familia próspera.
En el Nuevo Testamento, Jesús mismo habla sobre el valor de los niños. En Mateo 18:2-5 (NVI), encontramos:
"Llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Y dijo: 'Les aseguro que, a menos que cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.'"
Las palabras de Jesús aquí enfatizan la humildad, inocencia y confianza que los niños encarnan, cualidades que son esenciales para entrar en el reino de los cielos. Al acoger y valorar a los niños, en esencia, estamos acogiendo y valorando al mismo Jesús. Esto subraya el valor intrínseco y la bendición de los niños a los ojos de Dios.
El libro de Proverbios también ofrece sabiduría sobre las bendiciones de los niños. Proverbios 17:6 (NVI) dice:
"Los nietos son la corona de los ancianos, y los padres son el orgullo de sus hijos."
Este versículo destaca la alegría y el honor que los hijos y nietos traen a sus padres y abuelos. La imagen de una corona significa honor y gloria, sugiriendo que los hijos son una fuente de gran orgullo y alegría para sus familias.
Además de estos versículos, la historia de Ana en 1 Samuel 1-2 proporciona una narrativa poderosa sobre la bendición de los hijos. Ana, que era estéril, oró fervientemente por un hijo, y Dios respondió a su oración dándole un hijo, Samuel. En su oración de agradecimiento, que se encuentra en 1 Samuel 2:1-10, Ana reconoce que los hijos son un regalo de Dios y una señal de su favor.
Además, el mandato de ser fructíferos y multiplicarse, dado en Génesis 1:28 (NVI), subraya la bendición de la procreación:
"Dios los bendijo y les dijo: 'Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla. Dominen a los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra.'"
Este mandato no solo destaca la bendición de los hijos, sino también la responsabilidad de la administración y el cuidado de la creación de Dios, que incluye criar y nutrir a los hijos.
La Biblia también habla de la alegría y el deleite que los hijos traen a sus padres. Proverbios 23:24-25 (NVI) dice:
"El padre de un hijo justo tiene gran alegría; el hombre que engendra a un hijo sabio se regocija en él. ¡Que tu padre y tu madre se alegren; que se regocije la que te dio a luz!"
Estos versículos enfatizan la alegría y el orgullo que los padres experimentan cuando sus hijos caminan en justicia y sabiduría. Es un recordatorio de que los hijos no solo son una bendición en su presencia, sino también en su carácter y acciones.
Además, el Nuevo Testamento continúa afirmando el valor de los niños. En Marcos 10:13-16 (NVI), leemos:
"La gente llevaba niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos los reprendían. Cuando Jesús vio esto, se indignó. Les dijo: 'Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.' Y tomó a los niños en sus brazos, puso las manos sobre ellos y los bendijo."
Las acciones y palabras de Jesús aquí ilustran claramente el alto valor que Él otorga a los niños. Al bendecirlos y afirmar su lugar en el reino de Dios, Jesús demuestra que los niños son realmente un regalo precioso y una bendición.
Al reflexionar sobre estos versículos, se hace evidente que la Biblia retrata consistentemente a los niños como una bendición de Dios. Son una fuente de alegría, orgullo y honor para sus familias. Encarnan cualidades que son esenciales para entrar en el reino de los cielos, y representan una herencia y recompensa del Señor.
Como cristianos no denominacionales, es importante abrazar esta perspectiva bíblica sobre los niños. En nuestra crianza, estamos llamados a reconocer la bendición que son los niños y a criarlos de una manera que honre a Dios. Esto implica nutrir su fe, guiarlos en la justicia y apreciar la alegría y el deleite que traen a nuestras vidas.
En conclusión, la Biblia es inequívoca en su afirmación de que los niños son una bendición de Dios. Desde los Salmos hasta las enseñanzas de Jesús, las Escrituras destacan la alegría, el honor y la responsabilidad que conlleva criar a los hijos. Al reflexionar sobre estos versículos, que seamos inspirados a apreciar y nutrir el precioso regalo de los niños en nuestras vidas.