La pregunta de por qué Jesús no se casó es una que ha intrigado a eruditos, teólogos y creyentes durante siglos. Para responder a esta pregunta, es esencial considerar los contextos históricos, culturales y teológicos en los que Jesús vivió y llevó a cabo Su ministerio. Como pastor cristiano no denominacional, exploraré estas dimensiones para proporcionar una respuesta integral.
En primer lugar, es crucial reconocer que la misión principal de Jesús en la Tierra no era establecer una familia en el sentido convencional, sino cumplir el plan divino de salvación. El mismo Jesús declaró claramente Su propósito en Lucas 19:10: "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." Su vida estuvo completamente dedicada a esta misión redentora, que requería un nivel de compromiso y enfoque que podría haber sido incompatible con las responsabilidades del matrimonio y la vida familiar.
En el contexto histórico y cultural de la Palestina del primer siglo, el matrimonio era, de hecho, una institución común y muy estimada. La tradición judía valoraba mucho el matrimonio, y se consideraba una parte significativa de la vida religiosa y social. Sin embargo, la misión de Jesús era única y trascendía las expectativas típicas de Su tiempo. Su papel como el Mesías exigía un camino diferente, uno que requería una devoción completa a la obra de Dios.
El Nuevo Testamento no proporciona razones explícitas para la celibato de Jesús, pero sí ofrece ideas sobre Sus prioridades y la naturaleza de Su ministerio. En Mateo 19:12, Jesús habla sobre aquellos que han renunciado al matrimonio por el reino de los cielos: "Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron eunucos a sí mismos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte." Aquí, Jesús reconoce que algunas personas, por elección, permanecen solteras para dedicarse completamente a la obra de Dios. Este pasaje sugiere que la celibato de Jesús fue una elección deliberada alineada con Su misión divina.
Además, la vida de Jesús ejemplificó un profundo sentido de intimidad espiritual y profundidad relacional que trascendía los lazos convencionales del matrimonio. Su relación con Sus discípulos y seguidores era profundamente personal y transformadora. A menudo se refería a Sus seguidores como Su familia, enfatizando el parentesco espiritual sobre los lazos biológicos. En Marcos 3:35, Jesús dice: "Cualquiera que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre." Esta declaración subraya la idea de que las relaciones espirituales, basadas en la obediencia a la voluntad de Dios, son de suma importancia en el reino de Dios.
Teológicamente, la celibato de Jesús también puede entenderse a la luz de Su papel como el Novio de la Iglesia. El Nuevo Testamento usa frecuentemente la metáfora del matrimonio para describir la relación entre Cristo y Sus seguidores. En Efesios 5:25-27, el apóstol Pablo escribe: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella para santificarla, limpiándola con el lavamiento del agua por la palabra, y para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable." Este pasaje ilustra que el amor de Jesús por la Iglesia es similar al amor de un esposo por su esposa, pero en una escala divina y cósmica. La celibato de Jesús, por lo tanto, puede verse como un signo de Su amor exclusivo y abarcador por la Iglesia, Su Novia.
Además, la celibato de Jesús sirve como un modelo para aquellos que son llamados a una vida de soltería por el reino. El apóstol Pablo, quien también permaneció soltero, habla sobre las ventajas de la soltería en 1 Corintios 7:32-35: "Quisiera que estuvieran libres de preocupaciones. El hombre soltero se preocupa por los asuntos del Señor, de cómo puede agradar al Señor. Pero el hombre casado se preocupa por los asuntos de este mundo, de cómo puede agradar a su esposa, y sus intereses están divididos. La mujer soltera o virgen se preocupa por los asuntos del Señor: Su objetivo es dedicarse al Señor en cuerpo y espíritu. Pero la mujer casada se preocupa por los asuntos de este mundo, de cómo puede agradar a su esposo. Digo esto para su propio bien, no para restringirlos, sino para que puedan vivir de manera correcta en una devoción indivisa al Señor." Las palabras de Pablo reflejan la idea de que la soltería puede proporcionar mayor libertad y enfoque para servir a Dios, un principio que Jesús encarnó perfectamente.
Además, la celibato de Jesús destaca la suficiencia del amor de Dios y la plenitud que proviene de una relación con Él. En un mundo que a menudo equipara la realización personal con las relaciones románticas y familiares, la vida de Jesús demuestra que la verdadera realización se encuentra en la comunión con Dios. Su vida desafía las normas y expectativas culturales de Su tiempo y del nuestro, señalando una realidad superior donde el amor de Dios es la fuente última de satisfacción y alegría.
También vale la pena señalar que los Evangelios no registran ninguna relación romántica o matrimonial que involucre a Jesús, lo que sugiere que Su celibato fue un aspecto deliberado e integral de Su vida y ministerio. La ausencia de tales relatos en los Evangelios canónicos refuerza la comprensión de que la misión de Jesús estaba singularmente enfocada en la salvación de la humanidad.
En conclusión, Jesús no se casó porque Su misión era única y requería una devoción completa al plan redentor de Dios. Su celibato fue una elección deliberada que se alineó con Su papel como el Mesías y el Novio de la Iglesia. Sirvió como un modelo para aquellos llamados a una vida de soltería por el reino y destacó la suficiencia del amor de Dios. La vida de Jesús desafía las normas culturales y señala una realidad superior donde la verdadera realización se encuentra en la comunión con Dios. Al permanecer soltero, Jesús demostró que Su relación principal era con Su Padre Celestial y que Su propósito último era buscar y salvar a los perdidos.