El tema del auto-placer, a menudo referido como masturbación, es uno con el que muchos cristianos luchan, buscando orientación en la Biblia y las enseñanzas cristianas. Aunque la Biblia no menciona explícitamente la masturbación, proporciona principios sobre la sexualidad, la pureza y el autocontrol que pueden guiar a los creyentes a formar una comprensión de este tema sensible.
Para empezar, es esencial reconocer que la Biblia celebra la intimidad sexual dentro del contexto del matrimonio. En Génesis 2:24, está escrito: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Este versículo destaca la unión sagrada entre esposo y esposa, enfatizando la importancia de las relaciones sexuales como un medio para profundizar la intimidad y fomentar un vínculo que refleja el diseño de Dios para el matrimonio.
Sin embargo, al discutir el auto-placer, el enfoque a menudo se desplaza hacia los temas de pureza y autocontrol. Un pasaje clave al que muchos recurren es 1 Tesalonicenses 4:3-5, que dice: "Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: que os apartéis de la inmoralidad sexual; que cada uno de vosotros sepa poseer su propio vaso en santificación y honor, no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios". Este pasaje llama a los cristianos a vivir vidas apartadas, demostrando control sobre sus cuerpos y deseos de una manera que honre a Dios.
El desafío con la masturbación es que a menudo involucra pensamientos o fantasías lujuriosas, que Jesús aborda en Mateo 5:27-28: "Habéis oído que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". Aquí, Jesús amplía la comprensión de la pureza sexual más allá de las acciones físicas para incluir las intenciones y deseos del corazón. Esta enseñanza sugiere que entregarse a fantasías lujuriosas, incluso si no se actúa físicamente, puede ser contrario a la búsqueda de pureza que Dios desea para Su pueblo.
Además, en Gálatas 5:22-23, el apóstol Pablo enumera el autocontrol como un fruto del Espíritu, indicando que es una virtud que los creyentes deben cultivar. La práctica del autocontrol puede verse como una forma de honrar a Dios con el propio cuerpo, como Pablo escribe en 1 Corintios 6:19-20: "¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios".
Además de la guía bíblica, la literatura y las enseñanzas cristianas proporcionan ideas sobre el tema del auto-placer. C.S. Lewis, en su libro "Mero Cristianismo", discute la idea de la castidad como una virtud que a menudo se malinterpreta y se subestima en la sociedad moderna. Sugiere que la práctica de la castidad implica no solo abstenerse de la inmoralidad sexual, sino también cultivar un corazón y una mente orientados hacia la voluntad y los propósitos de Dios.
Además, los escritos de los padres de la iglesia primitiva, como Agustín y Tomás de Aquino, también han abordado cuestiones relacionadas con la ética sexual. Agustín, en sus "Confesiones", habla con franqueza sobre sus luchas con la lujuria y el poder transformador de la gracia de Dios para superar los deseos pecaminosos. Aquino, en su "Suma Teológica", discute la importancia de la templanza y la necesidad de alinear los propios deseos con el orden moral establecido por Dios.
Es crucial abordar el tema del auto-placer con compasión y comprensión, reconociendo que los individuos pueden tener diferentes experiencias y luchas. La Biblia llama a los creyentes a llevar las cargas los unos de los otros (Gálatas 6:2) y a alentarse mutuamente en su caminar con Cristo. Esto significa fomentar un ambiente donde puedan tener lugar conversaciones abiertas y honestas, y donde los individuos puedan buscar orientación y apoyo sin temor al juicio o la vergüenza.
En términos prácticos, los cristianos que buscan navegar el tema del auto-placer podrían considerar varios enfoques. Primero, la oración y la reflexión pueden ser herramientas poderosas para buscar la guía y la fortaleza de Dios en áreas de lucha. Pedir la ayuda del Espíritu Santo para cultivar el autocontrol y la pureza puede llevar al crecimiento personal y la transformación.
Segundo, involucrarse regularmente con las Escrituras puede proporcionar una base firme para comprender el diseño de Dios para la sexualidad y las virtudes que Él llama a Su pueblo a encarnar. Meditar en pasajes que hablen de pureza, autocontrol y la santidad del cuerpo puede reforzar un compromiso de vivir de una manera que honre a Dios.
Tercero, la rendición de cuentas puede ser un recurso invaluable para aquellos que buscan superar los desafíos relacionados con el auto-placer. Amigos de confianza, mentores o líderes espirituales pueden ofrecer apoyo, aliento y oración, ayudando a los individuos a mantenerse enfocados en sus metas espirituales.
Finalmente, es importante recordar que la gracia de Dios es suficiente para cada lucha. En 2 Corintios 12:9, Pablo escribe: "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad". Esta seguridad recuerda a los creyentes que, a pesar de sus imperfecciones y luchas, el amor y la gracia de Dios siempre están disponibles para guiarlos y sostenerlos en su camino hacia la santidad.
En resumen, aunque la Biblia no aborda directamente el tema del auto-placer, proporciona principios que pueden guiar a los cristianos a comprender y abordar este tema. Al esforzarse por la pureza, ejercer el autocontrol, buscar la rendición de cuentas y confiar en la gracia de Dios, los creyentes pueden navegar las complejidades de la ética sexual de una manera que honre a Dios y se alinee con Su voluntad.