Lidiar con deseos no cumplidos y contratiempos es una experiencia humana universal, una que la Biblia aborda extensamente. Como pastor cristiano no denominacional, considero esencial abordar este tema con empatía y una profunda comprensión de las Escrituras. La Biblia proporciona tanto consuelo como orientación sobre cómo navegar estos aspectos desafiantes de la vida.
En primer lugar, es importante reconocer que los deseos no cumplidos y los contratiempos son parte de la condición humana. La Biblia no se aleja de esta realidad. De hecho, muchas de las figuras centrales en las Escrituras experimentaron profundas decepciones y retrasos en el cumplimiento de sus deseos. Por ejemplo, Abraham y Sara anhelaban un hijo y esperaron muchos años antes de que naciera Isaac (Génesis 15:1-6; 21:1-7). José enfrentó numerosos contratiempos, incluyendo ser vendido como esclavo e injustamente encarcelado, antes de ascender a una posición de poder en Egipto (Génesis 37-50). Incluso Jesús mismo experimentó el contratiempo definitivo de la crucifixión antes de su resurrección.
La Biblia ofrece varios principios clave para lidiar con deseos no cumplidos y contratiempos:
Una de las verdades fundamentales de la fe cristiana es la soberanía de Dios. Proverbios 19:21 nos recuerda: "Muchos son los planes en el corazón del hombre, pero es el propósito del Señor el que prevalece." Este versículo subraya la realidad de que, aunque podamos tener nuestros propios deseos y planes, los propósitos de Dios son en última instancia los que se cumplirán. Esto puede ser tanto reconfortante como desafiante. Requiere que confiemos en que Dios está en control, incluso cuando nuestras circunstancias parecen caóticas o decepcionantes.
Romanos 8:28 refuerza aún más esta idea: "Y sabemos que en todas las cosas Dios trabaja para el bien de aquellos que lo aman, que han sido llamados según su propósito." Este versículo no promete que todo irá de acuerdo con nuestros deseos, pero nos asegura que Dios está trabajando todas las cosas para nuestro bien último. Confiar en la soberanía de Dios significa creer que Él sabe lo que es mejor para nosotros, incluso cuando no entendemos sus caminos.
La Biblia frecuentemente llama a los creyentes a la perseverancia y la paciencia frente a las pruebas y contratiempos. Santiago 1:2-4 nos anima: "Consideren puro gozo, hermanos míos, cuando enfrenten pruebas de muchas clases, porque saben que la prueba de su fe produce perseverancia. Dejen que la perseverancia termine su obra para que sean maduros y completos, sin que les falte nada." Este pasaje destaca el proceso de refinamiento que las pruebas pueden traer a nuestras vidas. Los contratiempos y los deseos no cumplidos pueden desarrollar en nosotros una fe más profunda y un carácter más maduro.
Hebreos 12:1-2 también nos exhorta a correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante, "fijando nuestros ojos en Jesús, el pionero y perfeccionador de la fe." Al enfocarnos en Jesús y su ejemplo de soportar la cruz por el gozo que le esperaba, encontramos la fuerza para perseverar a través de nuestros propios desafíos.
Una de las enseñanzas más profundas del Nuevo Testamento es el concepto de contentamiento. El apóstol Pablo, escribiendo desde una celda de prisión, declara en Filipenses 4:11-13: "He aprendido a estar contento cualquiera que sea la situación. Sé lo que es estar en necesidad, y sé lo que es tener en abundancia. He aprendido el secreto de estar contento en cualquier y toda situación, ya sea bien alimentado o hambriento, ya sea viviendo en abundancia o en necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." El contentamiento de Pablo no se basaba en sus circunstancias externas, sino en su relación con Cristo. Este es un poderoso recordatorio de que nuestra satisfacción y realización últimas provienen de conocer a Jesús, no de tener nuestros deseos cumplidos.
La oración es una práctica vital cuando se trata de deseos no cumplidos y contratiempos. Filipenses 4:6-7 nos anima: "No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús." Llevar nuestros deseos y decepciones a Dios en oración nos permite experimentar su paz, incluso cuando nuestras circunstancias no cambian.
Además, la oración puede ser un acto de rendición. Jesús mismo modeló esto en el Jardín de Getsemaní cuando oró: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres" (Mateo 26:39). Rendir nuestros deseos a la voluntad de Dios es un acto de confianza y obediencia, reconociendo que sus planes son más altos que los nuestros (Isaías 55:8-9).
El viaje cristiano no está destinado a ser recorrido solo. La Biblia enfatiza la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo. Gálatas 6:2 nos instruye a "llevar los unos las cargas de los otros, y así cumplirán la ley de Cristo." Compartir nuestras luchas con amigos de confianza y compañeros creyentes puede proporcionar aliento y perspectiva. La iglesia está llamada a ser un lugar de refugio y apoyo, donde podemos encontrar fortaleza en tiempos de debilidad.
Finalmente, la Biblia nos señala la esperanza de la gloria futura. Romanos 8:18 declara: "Considero que nuestros sufrimientos actuales no son comparables con la gloria que se revelará en nosotros." Este versículo nos recuerda que nuestros contratiempos y deseos no cumplidos actuales son temporales y que tenemos una esperanza eterna que los supera con creces. La promesa de la vida eterna con Cristo nos da una perspectiva que trasciende nuestras circunstancias presentes.
El libro de Apocalipsis pinta una hermosa imagen de esta esperanza futura: "Él enjugará toda lágrima de sus ojos. No habrá más muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque el orden antiguo de las cosas ha pasado" (Apocalipsis 21:4). Esta visión del nuevo cielo y la nueva tierra nos anima a perseverar, sabiendo que nuestra realización última se encuentra en el reino eterno de Dios.
En conclusión, la Biblia ofrece un rico tapiz de sabiduría y aliento para lidiar con deseos no cumplidos y contratiempos. Al confiar en la soberanía de Dios, perseverar a través de las pruebas, encontrar contentamiento en Cristo, orar con rendición, buscar apoyo en la comunidad y aferrarnos a la esperanza de la gloria futura, podemos navegar estos desafíos con fe y resiliencia. El viaje puede ser difícil, pero no estamos solos. Dios está con nosotros, trabajando todas las cosas para nuestro bien y su gloria.