¿Cuál es la diferencia entre el diezmo y otras formas de dar según la Biblia?

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El diezmo y otras formas de dar son aspectos integrales de la vida cristiana y la mayordomía, cada uno con significados e implicaciones distintos según la Biblia. Comprender la diferencia entre estas prácticas puede enriquecer la vida espiritual de uno y profundizar su relación con Dios.

El diezmo, derivado de la palabra hebrea "ma'aser", literalmente significa "una décima parte". Esta práctica está profundamente arraigada en el Antiguo Testamento, donde era un mandamiento dado a los israelitas. La primera mención explícita del diezmo aparece en Génesis 14:20, donde Abram (más tarde Abraham) da una décima parte de todo a Melquisedec, el rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo. Este acto de dar una décima parte era un reconocimiento de la soberanía y bendición de Dios.

La Ley Mosaica codificó aún más el diezmo como un requisito para los israelitas. Levítico 27:30 dice: "El diezmo de todo lo que produce la tierra, ya sea grano del suelo o fruto de los árboles, pertenece al Señor; es santo para el Señor". El propósito del diezmo era multifacético: apoyaba al sacerdocio levítico (Números 18:21), financiaba festivales religiosos (Deuteronomio 14:22-27) y proveía para los pobres (Deuteronomio 14:28-29). El diezmo era una forma sistemática para que los israelitas honraran a Dios con sus recursos y aseguraran que se satisfacieran las necesidades de la comunidad.

En contraste, otras formas de dar en la Biblia a menudo se refieren como ofrendas. Las ofrendas pueden ser voluntarias y no están limitadas a un porcentaje específico. Abarcan una gama más amplia de dar, incluyendo limosnas a los pobres, contribuciones a la iglesia y actos de caridad. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, Jesús elogia a la viuda que dio dos pequeñas monedas de cobre, afirmando que ella dio más que todos los demás porque dio de su pobreza (Marcos 12:41-44). Esta historia destaca que el corazón y el sacrificio detrás de la donación son más significativos que la cantidad.

El Nuevo Testamento no manda el diezmo de la misma manera que lo hace el Antiguo Testamento. En cambio, enfatiza el dar generoso y alegre. En 2 Corintios 9:7, Pablo escribe: "Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre". Este cambio refleja el enfoque del Nuevo Pacto en la transformación interna del creyente en lugar de la adherencia externa a la ley.

Sin embargo, esto no significa que el diezmo sea obsoleto para los cristianos. Muchos creyentes ven el diezmo como un punto de partida para su dar, una forma tangible de honrar a Dios y apoyar el ministerio de la iglesia. El principio de dar una décima parte aún puede ser una guía útil, pero debe hacerse por amor y gratitud, no por obligación.

Otras formas de dar, como las ofrendas y las limosnas, permiten a los cristianos responder a necesidades específicas y a los impulsos del Espíritu Santo. Por ejemplo, en Hechos 4:32-35, los creyentes de la iglesia primitiva compartían todo lo que tenían, vendiendo propiedades y posesiones para dar a cualquiera que tuviera necesidad. Esta generosidad radical era un testimonio de su unidad y amor mutuo.

La literatura cristiana también proporciona ideas sobre la práctica de dar. C.S. Lewis, en su libro "Mero Cristianismo", escribe sobre la importancia de dar sacrificialmente: "No creo que uno pueda decidir cuánto debemos dar. Me temo que la única regla segura es dar más de lo que podemos permitirnos". Sus palabras reflejan el principio bíblico de que la verdadera donación a menudo implica sacrificio y confianza en la provisión de Dios.

John Wesley, el fundador del metodismo, también enfatizó la importancia de dar. Él aconsejaba famosamente: "Gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas, da todo lo que puedas". La vida de Wesley ejemplificó este principio; a pesar de ganar un ingreso sustancial de sus escritos, vivió modestamente y donó la mayor parte de sus ganancias para ayudar a los pobres y apoyar a la iglesia.

En resumen, el diezmo y otras formas de dar juegan roles vitales en la vida cristiana. El diezmo, como una práctica arraigada en el Antiguo Testamento, sirve como una forma disciplinada de honrar a Dios y apoyar a la iglesia. Otras formas de dar, alentadas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, permiten a los creyentes responder a necesidades específicas y demostrar amor y generosidad cristiana. En última instancia, el corazón detrás de la donación, ya sea un diezmo, una ofrenda o un acto de caridad, es lo que más importa a Dios. Como enseñó Jesús, "Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón" (Mateo 6:21).

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