Dejar una iglesia es una decisión significativa y una que no debe tomarse a la ligera. La Biblia proporciona orientación sobre este tema, aunque no describe explícitamente un proceso paso a paso para dejar una iglesia. En cambio, ofrece principios y sabiduría que pueden ayudar a informar tal decisión. Como pastor cristiano no denominacional, creo que es esencial abordar este tema con un corazón de humildad, oración y un deseo de unidad dentro del cuerpo de Cristo.
Primero y ante todo, la Biblia enfatiza la importancia de la comunidad y la comunión entre los creyentes. Hebreos 10:24-25 nos anima:
"Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca."
Este pasaje subraya el valor de reunirse como iglesia. La iglesia no es meramente un edificio o una institución; es una comunidad de creyentes que se reúnen para adorar a Dios, crecer en la fe y apoyarse mutuamente. Dejar una iglesia no debe hacerse apresuradamente o sin una cuidadosa consideración de cómo impactará tanto al individuo como a la comunidad.
Una razón clave por la que las personas consideran dejar una iglesia son las diferencias doctrinales. La Biblia advierte contra las falsas enseñanzas y anima a los creyentes a buscar una doctrina sana. En 2 Timoteo 4:3-4, Pablo escribe:
"Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas."
Si una iglesia está enseñando doctrinas que son contrarias a las verdades fundamentales del cristianismo, puede ser necesario dejarla para permanecer fiel a las enseñanzas bíblicas. Sin embargo, es crucial abordar esta situación con discernimiento y gracia. Involúcrese en conversaciones con los líderes de la iglesia y busque entender sus perspectivas. Si las diferencias son significativas y no pueden reconciliarse, puede ser apropiado buscar una iglesia que se alinee más estrechamente con las enseñanzas bíblicas.
Otra razón por la que las personas podrían considerar dejar una iglesia es debido a conflictos personales o problemas relacionales. La Biblia proporciona orientación sobre cómo resolver conflictos dentro de la iglesia. Mateo 18:15-17 describe un proceso para abordar las quejas:
"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano."
Este pasaje enfatiza la importancia de abordar los conflictos directamente y buscar la reconciliación. Dejar una iglesia sin intentar resolver los conflictos puede llevar a amargura y división no resueltas. Es esencial buscar la paz y la unidad dentro del cuerpo de Cristo, incluso si requiere conversaciones difíciles y humildad.
Además, la Biblia habla de la importancia de ser guiados por el Espíritu Santo en todas las decisiones. Gálatas 5:16-18 anima a los creyentes a:
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley."
Al considerar dejar una iglesia, es crucial buscar la guía del Espíritu Santo a través de la oración y la reflexión. Pida a Dios sabiduría y claridad para tomar la decisión. A veces, Dios puede llamar a las personas a dejar una iglesia para una nueva temporada de ministerio o para ser parte de una comunidad diferente donde puedan crecer y servir más efectivamente. Otras veces, Dios puede llamar a las personas a quedarse y ser agentes de cambio y reconciliación dentro de su iglesia actual.
También es importante considerar el impacto de dejar una iglesia en el crecimiento espiritual propio y en el crecimiento de los demás. La iglesia se describe como el cuerpo de Cristo en 1 Corintios 12:12-27. Cada miembro tiene un papel único que desempeñar, y el cuerpo funciona mejor cuando todos los miembros trabajan juntos en armonía. Los versículos 12-14 dicen:
"Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos."
Dejar una iglesia puede interrumpir el funcionamiento del cuerpo y dejar vacíos que pueden tardar en llenarse. Es esencial considerar cómo la partida de uno afectará a la comunidad y dejar de una manera que sea respetuosa y de apoyo al ministerio continuo de la iglesia.
Al dejar una iglesia, también es útil buscar el consejo de mentores cristianos y amigos de confianza. Proverbios 15:22 nos recuerda:
"Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman."
Obtener la perspectiva de otros que lo conocen bien y entienden su viaje espiritual puede proporcionar valiosas ideas y ayudar a asegurar que la decisión de dejar se tome con sabiduría y oración.
Si se toma la decisión de dejar una iglesia, es importante hacerlo con gracia y respeto. Evite hablar negativamente sobre la iglesia o sus líderes. Efesios 4:29 aconseja:
"Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."
Dejar en buenos términos, expresar gratitud por las formas en que la iglesia ha contribuido a su crecimiento espiritual y mantener relaciones donde sea posible puede ayudar a preservar la unidad dentro del cuerpo más amplio de Cristo.
En resumen, la Biblia proporciona principios que pueden guiar a los creyentes en la toma de la decisión de dejar una iglesia. Enfatiza la importancia de la comunidad, la sana doctrina, la reconciliación y ser guiados por el Espíritu Santo. También anima a buscar consejo y dejar con gracia y respeto. Si bien la decisión de dejar una iglesia es profundamente personal y compleja, abordarla con oración, humildad y un deseo de unidad puede ayudar a asegurar que se tome de una manera que honre a Dios y fortalezca el cuerpo de Cristo.